Publicada el Martes, 15 de Octubre de 2013

Segunda sesión de Conversaciones Solasaldiak. 'A más ejercicio menos enfermedades y gasto en farmacia, ¿A qué esperamos?'

Cuatro expertos ponen de relieve el carácter preventivo y coadyudante del ejercicio, cuyo efecto es potencialmente similar al que pueden producir los fármacos

Un debate sobre la relación entre ejercicio físico, enfermedades y gasto farmacéutico ha centrado hoy la segunda sesión de ‘Conversaciones Solasaldiak’, un ciclo de mesas redondas organizado por la Cámara y la UPNA para, en el marco del convenio entre el Legislativo y la institución académica, abordar diversas temáticas de interés social y científico.

 

Coordinada por Mikel Izquierdo, catedrático de Fisioterapia de la UPNA, esta segunda conferencia ha contado con la participación de Leocadio Rodríguez Mañas, jefe del servicio de Geriatría del Hospital Universitario de Getafe; Fernando Rodríguez Artalejo, catedrático de Medicina y Salud Pública de la Universidad Autónoma de Madrid; Elena Andradas Aragonés, subdirectora general de Promoción de la Salud y Epidemiología del Ministerio de Salud; y Esteban Gorostiaga Ayestarán, director del Centro de Estudios, Investigación y Medicina del Deporte del Gobierno de Navarra. La periodista Amaya Madinabeitia ha actuado como moderadora.

 

Mikel Izquierdo ha sido el encargado de introducir y contextualizar la conferencia, y lo ha hecho asegurando que hay suficiente evidencia para defender el carácter “preventivo y coadyudante” del ejercicio físico, cuyo efecto es “potencialmente similar al que pueden producir los medicamentos. Doce semanas de actividad pueden devolver hasta 30 años de capacidad funcional, incluso en nonagenarios. Sobra explicar la minoración de gasto farmacéutico que ello implica”.

 

Así, tras poner de relieve la eficacia del ejercicio físico en términos de reducción de “riesgo de mortalidad”, Mikel Izquierdo ha cedido la palabra a Esteban Gorostiaga, quien ha señalado que “existe constancia de que, hace ya 2.600 años, un médico indio prescribía ejercicio físico a modo de fármaco o remedio. El desarrollo experimentado en los últimos 40 años ha permitido situar el ejercicio físico en el centro del tratamiento médico”.

 

Al hilo de lo apuntado, Gorostiaga ha advertido que “hablamos de andar una hora al día y de hacer media hora de resistencia, fuerza y equilibrio dos días a la semana. Falta promover esos hábitos en los entornos escolar, laborar y sanitario, también en los hospitales, donde la movilidad es una de las grandes aliadas de los pacientes”.

 

En lo que a Navarra respecta, Gorostiaga ha afirmado que “partimos de una situación favorable debido a la proliferación de estudios, a la puesta en marcha de un plan piloto de recuperación de enfermos fuera de los hospitales y a la consideración del ejercicio físico como uno de los ejes del próximo Plan de Salud. Es obvio que la crisis está favoreciendo la búsqueda de soluciones baratas y efectivas”, ha significado.

Desde un punto de vista preventido, Elena Andradas, que ha definido a España como paradigma de población “envejecida y sedentaria”, ha reclamado la elaboración “estrategias poblacionales susceptibles de integrar la actividad física entre los hábitos saludables de la gente. Estamos ante un problema complejo, ya que hemos confundido salud con ausencia de enfermedad y tenemos un sistema más orientado a la curación que a la prevención”.

 

A ese respecto, Andradas ha precisado que las enfermedades crónicas asociadas a la tercera edad son la “principal causa de mortalidad e inmovilidad. Choca porque son afecciones atribuibles a estados de vida sedentarios y, por tanto, prevenibles, pero en España el 77% de la población mayor de 15 años es inactiva y esa pasividad es todavía superior entre las mujeres y las clases desfavorecidas”.

 

A nivel económico, esa situación “nos cuesta 21.000 millones anuales, 12.000 para costear las enfermedades crónicas y otros 9.000 para sostener las necesidades derivadas de la inmovilidad. Si a eso añadimos que el 80% de las consultas de atención primaria tienen relación con los trastornos endémicos… Tenemos motivos para promocionar la actividad física como antídoto”, ha corroborado

 

En la misma línea, Leocadio Rodríguez ha abogado por mitigar las desviaciones de salud derivadas de las “desigualdades socioeconómicas. El riesgo de muerte y discapacidad no depende tanto de la enfermedad crónica como de mi situación funcional, de hecho el ejercicio físico es casi lo único que se ha revelado capaz de disminuir esa fragilidad en ancianos. La nutrición influye, pero sólo si va acompañada de movimiento”.

 

Para Rodríguez, la solución a esa “injusta” vinculación entre obesidad y nivel educativo pasa por tener un plan capaz de revertir estilos de vida que, por insalubres, comprometen nuestra capacidad de vida”, ha sentenciado.

 

Fernando Rodríguez Artalejo, por su parte, ha recomendado “no fumar y hacer actividad física” como fórmula para alcanzar una vida mejor. A tal objeto, ha abogado por fomentar el deporte en el “tiempo de ocio”, una rutina poco extendida entre los sectores con menor renta y nivel educativo. Esa desigualdad no es justa y, entre otros, está en el origen de la obesidad”.

 

La próxima mesa redonda tendrá lugar el 5 o 6 de noviembre y girará en torno a la cuestión “Investigación espacial, un viaje de ida y vuelta” Coordinará la sesión el profesor de Ingeniería Eléctrica y Electrónica de la UPNA Miguel Gómez Laso.