Publicada el Viernes, 3 de Abril de 2009

Actos conmemorativos del XXX aniversario de las primeras elecciones al Parlamento de Navarra y a los Ayuntamientos navarros

La Presidenta subraya la importancia de una fecha y un acto concebidos como homenaje y reconocimiento colectivo a todas las personas que han contribuido a transformar Navarra en una tierra próspera, dinámica, combativa y emprendedora.

ACTO INSTITUCIONAL DE CONMEMORACIÓN DEL TRIGÉSIMO ANIVERSARIO DE LAS ELECCIONES DEL 3 DE ABRIL DE 1979

La Presidenta del Parlamento, Elena Torres Miranda, ha destacado hoy en el Acto Institucional que, con motivo de la conmemoración del trigésimo aniversario de las elecciones del 3 de abril de 1979, ha organizado la Cámara junto a la Federación Navarra de Municipios y Consejos (FNMC), la importancia de una fecha y un acto concebidos como “homenaje y reconocimiento colectivo” hacia todas aquellas personas que han contribuido a “transformar” Navarra en una tierra “próspera, dinámica, combativa y emprendedora”.

La Presidenta se ha referido de este modo a los “alcaldes, concejales, Parlamentarios y Diputados” que desde las instituciones “elegidas directamente por el pueblo” han dotado a Navarra de un “modelo de convivencia democrática”, así como a “todos los que en el ejercicio de su vocación política se han topado con la irracionalidad de la acción terrorista, la más negra herencia del pasado”.

Ahondando en la “reivindicación del noble ejercicio de la acción política” que, “en ocasiones con grandes renuncias personales”, ha hecho posible la construcción de lo que hoy es un “edificio sólidamente cimentado sobre los principios del Estado de Derecho, la Constitución y la Lorafna”, Elena Torres ha aludido al “espíritu de libertad y autonomía” del pueblo navarro, y al “empeño de todas las administraciones e instituciones de la Comunidad Foral por garantizar la gobernabilidad”, también en el ámbito local.

“Aquel primer Parlamento cuyo aniversario festejamos hoy ha ejercido durante estos 30 años de verdadero eje del debate político, asentando los fundamentos de nuestra convivencia y haciendo efectivo el rico patrimonio de la pluralidad de ideas y proyectos que, para la resolución de nuestros propios intereses, coexisten en Navarra”, ha significado la Presidenta.

A modo de colofón, Elena Torres ha subrayado la “tradición de autogobierno” que, reflejada en las “casi seiscientas” Leyes forales ya aprobadas, acompaña la trayectoria democrática del Parlamento y, por extensión, del resto de las instituciones de la Comunidad, a decir de la Presidenta “nuestro mejor patrimonio para crecer y hacer que Navarra avance sin renunciar a ninguna de sus mejores señas de identidad como sujeto político”.

El Acto Institucional organizado para conmemorar el trigésimo aniversario de las elecciones al Primer Parlamento democrático ha recabado la asistencia de más de 700 personas, entre primeras autoridades, Parlamentarios de todas las legislaturas y alcaldes y exalcaldes de todas las localidades de Navarra a lo largo de la época democrática.

La ceremonia, que ha comenzado con la interpretación del Himno de Navarra y ha incluido la emisión de un vídeo retrospectivo titulado ‘El renacer de la Democracia’, ha concluido, tras las intervenciones de Jesús María García Antón, presidente de la FNMC, y Miguel Sanz, Presidente del Gobierno Foral, con un vino de honor en el Atrio.

 

 INTERVENCIÓN DE ELENA TORRES, PRESIDENTA DEL PARLAMENTO DE NAVARRA

Excmo. Sr. Presidente del Gobierno de Navarra, Ilmo. Sr. Presidente de la Federación Navarra de Municipios y Concejos, Excmas. e Ilmas. Autoridades, Sras. y Sres. Buenos días:

Quiero darles a todos la bienvenida en mi condición de Presidenta del Parlamento de Navarra a este acto con el que conmemoramos el trigésimo aniversario de la celebración de las elecciones del 3 de abril de 1979, en las que se eligió el primer Parlamento democrático en Navarra y se eligieron también las primeras corporaciones locales de la etapa democrática más larga que ha conocido este país.

Egun on denoi. Ongi etorri etxe honetara, zuen etxera, Nafarroako herriaren ordezkaritza nagusiaren etxera.

El 3 de abril de 1979 fue un día histórico porque ese día se abrieron las puertas a la democracia en Navarra. Ese día el pueblo de Navarra eligió por primera vez un Parlamento y eligió a los miembros de las corporaciones locales.

Se pusieron en marcha nuestras instituciones democráticas, -también la Diputación Foral-, y fue una jornada plenamente democrática, en la que el pueblo de Navarra se expresó libremente eligiendo a sus representantes.

En aquella primera legislatura el Parlamento y los Ayuntamientos tuvieron que echar a andar con los pocos medios que tenían y con escasos conocimientos sobre el funcionamiento de las instituciones, porque para muchos de los nuevos parlamentarios/as y corporativos aquella fue su primera experiencia en libertad.

Hoy podemos celebrar esta efemérides y por ello quiero dejar constancia de mi agradecimiento a la Federación Navarra de Municipios y Concejos por la acogida dispensada a la celebración conjunta de este acto, que en el fondo pretende realzar esa fecha señalada en nuestra historia por un doble motivo:

Por un lado, constituye un acontecimiento sobresaliente poder celebrar los treinta años de democracia en Navarra, con instituciones elegidas directamente por el pueblo navarro, el cual, con la expresión libre de su voto, ha decidido en las diferentes consultas electorales las personas que han dirigido la política y la administración en las instituciones Forales y en los ayuntamientos, convirtiéndose así en el verdadero protagonista de este importante periodo histórico, y de la profunda transformación y progreso que ha experimentado Navarra en todos estos años.

Por otro, quisimos que este acto se entendiera como un merecido homenaje y reconocimiento colectivo hacia todas aquellas personas que han dedicado muchas horas de sus vidas a la acción pública, al gobierno de nuestros pueblos y ciudades, y a contribuir, así, al bien común y al progreso de las mujeres y hombres de nuestra tierra.

Son ellos, Parlamentarios/as y Diputados/as, alcaldes/as y concejales/as quienes, desde aquel 3 de abril de 1979, han hecho posible que Navarra sea una Comunidad con un reconocido y elevado nivel de prosperidad, en la que las decisiones adoptadas por la mayoría son expresión inequívoca de la voluntad democrática de las personas que convivimos en el espacio geográfico que conforma la Comunidad Foral.

Queremos, pues, con este acto rendir un merecido tributo de agradecimiento a todas las personas que en estos treinta años han hecho de su acción política un ejercicio responsable de ciudadanía para mejorar las condiciones de vida de los vecinos de sus pueblos, y, en definitiva, del conjunto de sociedad navarra. Gentes que honestamente han dedicado su tiempo y su esfuerzo, incluso en algunos casos con una gran entrega personal, para contribuir a favorecer la convivencia entre todos los agentes activos de la pluralidad de ideas presente en nuestra tierra, y para llevar adelante una infinidad de propuestas y proyectos que han cambiado para bien la vida de los habitantes de nuestros municipios.

En este reconocimiento no puede faltar una mención especial a todos los que en el ejercicio de su vocación política se han encontrado brutalmente en frente con la irracionalidad de sus asesinos. Si hay algo que en una conmemoración como la de hoy podemos apuntar como la más negra herencia del pasado que aún arrastra nuestra democracia no es otra que la pervivencia de la acción terrorista.

Hoy también las víctimas y sus familiares y amigos están en nuestros corazones. Olvidan los terroristas que nadie debe morir por sus ideas, que nadie debe ser asesinado, y menos aún, por ser un representante democrático de las gentes de su pueblo; que el derecho a la vida y a la libertad no puede ser arrebatado al pueblo.

Queremos, por todo ello, que este acto se entienda también como una reivindicación colectiva del noble ejercicio de la acción política. Muchas mujeres y hombres han formado parte de candidaturas y sólo algunos de ellos han llegado a los escaños de esta Cámara, al Gobierno o a los Ayuntamientos y Concejos. Todos han aportado su grano de arena, en ocasiones con grandes renuncias personales, para construir este edificio que hoy es Navarra, cimentado sobre los principios del Estado de Derecho, de la Constitución y de la Ley Orgánica de Reintegración Amejoramiento del Régimen Foral de Navarra, e impulsado por el espíritu de libertad y autonomía que a lo largo de su historia ha defendido el pueblo navarro.

Este es el primer acto institucional que el Parlamento de Navarra ha podido celebrar conjuntamente con los representantes de todos los Ayuntamientos de Navarra. Es este un acontecimiento relevante que contribuye a realzar el empeño de todas las administraciones e instituciones de la Comunidad Foral para garantizar la necesaria gobernabilidad de los asuntos que afectan al conjunto de la sociedad navarra.

El debate sobre la Administración Local ha estado presente en las actividades de esta Cámara desde el inicio de la andadura del primer Parlamento Foral hasta la presente legislatura, tal y como corresponde a la luz de las competencias reconocidas en el artículo 46 de la Ley Orgánica Amejoramiento y a la honda tradición municipalista arraigada en los habitantes de nuestros pueblos y ciudades.

Quedan ya muy lejos en el tiempo los primeros debates de la Norma reguladora de las Juntas de Oncena, Quincena y Veintena, o de la Norma sobre reforma de las Haciendas Locales o la de distribución del 70% del fondo de participación en los Impuestos de Navarra de los Ayuntamientos y Concejos. Esas y otras muchas dieron más tarde paso a la Ley Foral de la Administración Local de Navarra del año 1990, considerada como la verdadera Constitución reguladora de la vida local de la Comunidad Foral de Navarra.

En todas estas Leyes y en todas las que han afectado directamente a los Ayuntamientos y Concejos ha primado por encima de todo el convencimiento de que el fortalecimiento de nuestra democracia radicaba y radica en la construcción de un modelo respetuoso con la autonomía municipal, dotado de los recursos necesarios para que, las administraciones locales gestionaran directamente los servicios más cercanos al ciudadano, aquellos que en el día a día demandan los habitantes de todos nuestros pueblos y ciudades.

Esa voluntad ha inspirado la legislación y las actuaciones de este Parlamento en estos treinta años, al margen de que determinadas iniciativas, consecuencia del juego político y parlamentario, puedan dar a entender en algunas ocasiones que rebasan el ámbito de competencias que esta Cámara tiene atribuidas por el ordenamiento jurídico.

Por otra parte, aprovechando esta gran oportunidad que nos brinda el compartir esta efemérides, quisiera expresaros a los representantes de los Ayuntamientos de Navarra la esperanza y la confianza que en todos vosotros depositamos para que, en estos tiempos de crisis económica, constituyáis un verdadero motor de la actividad productiva en beneficio de vuestros vecinos, a través de la agilización de los expedientes acogidos al Plan Estatal de Inversiones y los que puedan incorporarse al Plan cuatrienal de Inversiones 2009-2012. A la creencia generalizada de que la Administración es lenta hemos de responder con eficacia a quienes demandan recursos con los que atender sus necesidades.

En este sentido, este Parlamento ha ejercido en estos treinta años de verdadero eje del debate político de nuestra Comunidad. A lo largo de tres décadas se han asentado los fundamentos de nuestra convivencia, haciendo efectivo el rico patrimonio de la pluralidad de ideas y de proyectos que coexisten en Navarra para la resolución de nuestros propios intereses.

Aquel primer Parlamento, cuyo aniversario hoy conmemoramos, aprobó una ley tan importante como la Ley Orgánica del Amejoramiento del Fuero, estableciendo nuestras instituciones representativas, dotando a Navarra de un amplísimo régimen competencial y asentando así los pilares de nuestra convivencia democrática, que aún hoy disfrutamos y a los que deseamos largos años de vigencia.

Casi seiscientas Leyes Forales aprobadas, lo que ha convertido a Navarra en una de las Comunidades con mayor nivel de producción legislativa, fruto todo ello de su arraigada tradición de autogobierno, e innumerables debates sobre las más diversas materias reguladoras de la actividad económica, social, cultural y política de nuestra Comunidad, han hecho de esta Cámara un verdadero foro generador de una cultura política que hoy realza a Navarra como una tierra dinámica, con una alta productividad económica, combativa con las desigualdades sociales, emprendedora y con motivadoras inquietudes para no renunciar a un progreso mayor para las futuras generaciones.

Esto es mérito de nuestras gentes y es consecuencia directa de un modelo de convivencia democrática y del ordinario y normal funcionamiento de nuestras instituciones, que hoy constituyen nuestro mejor patrimonio para crecer y hacer que Navarra avance sin renunciar a ninguno de sus mejores señas de identidad como Comunidad política propia y diferenciada.

En el empeño de ahondar democráticamente en nuestra libre convivencia estamos todos convocados y, sin duda, las gentes de esta tierra sabrán reconocer vuestra contribución generosa.

Muchas gracias a todos por vuestra presencia en este acto. Mila Esker.

 

DISCURSO DE MIGUEL SANZ, PRESIDENTE DEL GOBIERNO DE NAVARRA

Sra. Presidenta del Parlamento de Navarra. Sr. Presidente de la Federación Navarra de Municipios y Concejos. Autoridades. Sras. y Sres. Buenos días a todos. Eguerdi on denori.

El calendario nos señala en este 3 de abril, el trigésimo aniversario de una fecha destacada de nuestra historia reciente. Y hacemos bien en celebrarla, pues nos brinda la oportunidad de valorar, en el momento actual, la importancia que para Navarra -para la Navarra de entonces, la de hoy y la del futuro- tuvieron aquellas primeras elecciones democráticas al Parlamento Foral, a la Diputación Foral y a los Ayuntamientos.

Es éste el momento propicio para reconocer el importante papel de cuantos hicieron posible aquel cambio histórico. Fue la voluntad de los ciudadanos, en España y en Navarra, y la decidida actitud de muchas personas comprometidas socialmente a través de entidades más o menos conformadas, en el ámbito legal o en la clandestinidad, las que posibilitaron la instauración democrática, primero en las instituciones del Estado, en un proceso constituyente que culminó con la aprobación en referéndum de la Carta Magna de 1978, y seguidamente en el ámbito de las Comunidades y de los Municipios, a partir de la fecha que hoy conmemoramos.

Para homenajear a todas aquellas personas que propiciaron este importante cambio de nuestra sociedad, me parece oportuno citar las palabras de una de las víctimas que trabajó por defender la libertad y la democracia. D. Tomás Caballero Pastor, preguntado por el proceso de democratización que entonces sólo se vislumbraba, resaltaba el deseo de alcanzar la “unidad de los navarros para conseguir de verdad las libertades democráticas para todos”. “Que todos sepamos respetarnos, sin autoritarismos ni dictaduras -decía Tomás- que se democraticen las instituciones forales y municipales sin demagogia y que los organismos públicos estén al servicio de quienes menos tienen en salario y en cultura, que ejerzan su función con preocupaciones ciudadanas, para que llegue el día en que exista la igualdad de oportunidades y la participación de todos en la construcción de Navarra”.

Lamentablemente Tomás Caballero y otras muchas víctimas que le acompañaron en la lucha por las libertades, no puede compartir hoy con nosotros esta celebración porque el proceso beneficioso que todos hemos vivido ha tenido el negro contrapunto de quienes ejercen su política con las armas y decidieron segar sus vidas violentamente.

¡Gracias pues a cuantos hicieron posible la regeneración democrática de las instituciones de Navarra a partir de abril de 1979!¡Y gracias también, de todo corazón, a quienes, a partir de esa fecha, han encarnado a estas instituciones, modelando su perfil de eficacia y servicio a la sociedad y las han convertido en motor esencial del progreso y del bienestar de los ciudadanos.

Las siete legislaturas y media transcurridas desde aquel momento inicial, nos permiten sacar algunas conclusiones, entre las que yo quiero destacar una. Las instituciones son un instrumento, muy valioso por cuanto posee la legitimidad que le otorgan los ciudadanos, pero para ser operativas precisan del impulso constante y renovado, de la ilusión y el compromiso eficaz de sus responsables. Creo que en estos 30 años, las instituciones navarras, de la Comunidad y de sus Municipios, han funcionado eficazmente, han colocado a nuestra Comunidad entre las más relevantes de España, según los índices económicos, sociales y de bienestar, porque han actuado con energía, con responsabilidad, con entusiasmo y pendientes siempre de las necesidades de los ciudadanos.

Por eso deseo que esta celebración del 30 aniversario de las primeras elecciones democráticas al Parlamento a la Diputación y a los Ayuntamientos de Navarra nos sirva para reflexionar desde las instituciones sobre la importancia del momento que vivimos, sobre los grandes retos que se abren ante nosotros y sobre las mejores soluciones que debemos arbitrar.

Contamos con unas instituciones bien dotadas, que han demostrado su operatividad a lo largo del tiempo y a través de las cuales debemos encarar el futuro con nuevos proyectos acordes a las circunstancias, con esfuerzo, con creatividad, con imaginación y con el mismo espíritu de compromiso y de servicio a la sociedad que caracterizó a los impulsores de este cambio, a los primeros representantes públicos elegidos por los ciudadanos y a cuantos les hemos sucedido en los distintos periodos.

Personalmente conozco de primera mano el ejercicio de responsabilidades al frente de un ayuntamiento, en la labor parlamentaria y en los distintos grados de responsabilidad del Gobierno de Navarra. Y creo sinceramente que a cuantos tenemos encomendadas estas representaciones nos cabe la inmensa suerte de trabajar por Navarra, de trabajar por un conjunto extraordinario de ciudadanos – mujeres y hombres con gran iniciativa, con fuertes convicciones, con un admirable espíritu de trabajo y dedicación- decididos a mejorar cada día y a impulsar el bien común de esta sociedad nuestra tan querida.

Y ese ha sido y es el principal motivo que nos debe animar a todos los representantes institucionales, del Parlamento y del Gobierno de Navarra, de los Ayuntamientos y de los Concejos, a seguir ejerciendo nuestras responsabilidades como fruto del compromiso adquirido con los ciudadanos, para mejorar nuestros pueblos, nuestras ciudades y nuestro entorno natural. Para construir entre todos una Navarra cada vez mejor, asentada siempre en los principios democráticos, donde la libertad sea un patrimonio de todos los ciudadanos sin exclusiones; una Navarra abierta y solidaria, que prospere cada vez más mediante el desarrollo económico, cultural y social y el bienestar de sus ciudadanos.

Confío en que las generaciones futuras de ciudadanos navarros reciban este gran legado que son las instituciones democráticas y sigan dándoles vitalidad y eficacia para construir una sociedad y un mundo mejores.

¡Enhorabuena a todos en este feliz aniversario! ¡Muchas gracias!

Eskerrik asko!


INTERVENCIÓN DE JESÚS MARÍA GARCÍA ANTÓN, PRESIDENTE DE LA FNMC

Excelentísimo señor presidente del Gobierno de Navarra, Excelentísima señora presidenta del Parlamento, señora Delegada del Gobierno de España en Navarra, autoridades, Ilustrísimos parlamentarios y parlamentarias, alcaldesas y alcaldes, munícipes, amigas y amigos.

Era 3 de abril, en los albores de la democracia y en el alba de aquella primavera. Como si todo cuanto acontecía fuere premonitorio, la triunfadora del Festival de Eurovisión era una canción titulada “Aleluya”.

Y aleluya implica una demostración de júbilo, una noticia que nos eleva el ánimo.

Después de muchas décadas, la esencia de la democracia tomaba el terreno que le es más propicio, más cercano, más pegado: el pueblo y los pueblos, la ciudad y los ciudadanos, el ayuntamiento y los más directos administrados.

Han transcurrido, desde aquel 3 de abril, treinta años. Incluso, puestos a cambiar, hemos cambiado hasta de milenio. Y hoy podemos exclamar “Aleluya” porque seguimos conquistando, día tras día; porque continuamos ejerciendo, día tras día; porque nos sigue entusiasmando, día tras día, el más puro estado de la democracia.

Constituye un orgullo representar a los ayuntamientos de Navarra en el trigésimo aniversario de las primeras elecciones democráticas al Parlamento y a los Ayuntamientos de Navarra.

Lo es más porque aquí nos congregamos, sin más credencial que la de demócratas convencidos, los responsables de las instituciones políticas de nuestra Comunidad, y muchos alcaldes y parlamentarios forales que nos precedieron a lo largo de las siete legislaturas que se han sucedido desde aquel 1979.

El siete, al que se atribuyen efluvios de suerte, nos hace sentirnos afortunados por lo que supone de consolidación.

Un repaso a cuanto ha vivido el mundo, España, Navarra y nuestros municipios durante estos siete mandatos y medio nos permite percibir la profundidad de la transformación en todos los ámbitos.

Incluso, extrapolando una de las vanguardias, antaño ausentes, hoy omnipresentes, nos ayudará a extraer una conclusión: al igual que sucede en los nacientes portales de Internet, la democracia, y especialmente la democracia municipal, está continuamente “en construcción”.

Y llevándolo a términos deportivos, podemos concluir que el municipalismo, el autonomismo y el espíritu foral requieren de continua práctica, de entrenamiento sin límite, porque así se desarrolla el músculo democrático.

La celebración de este trigésimo aniversario es un acto de hondo calado político, en el que todos reafirmamos los valores de uno de los hechos –aquellas elecciones- más importantes de la historia de nuestra Comunidad del último siglo.

Las Cortes y el Gobierno de España eran ya electos por sufragio libre, directo y universal, con la hercúlea responsabilidad de llevar el timón de la rauda transición hacia la democracia.

Apenas habían transcurrido unos meses desde la aprobación de la Constitución.

Y aquellas elecciones forales y municipales de 1979 fueron a la vez punto de partida e hito, dentro de un intenso proceso social y político que retornaba la democracia y las libertades a los ciudadanos.

Pero el sendero que emprendíamos bajo himnos como “Libertad” o “Habla pueblo, habla”, tenía un recorrido largo hasta una meta que, con las lógicas imperfecciones de los sistemas pero en mejora continua, está aceptablemente alcanzada: la del desarrollo económico y social, y, en definitiva, la construcción del Estado del Bienestar que hoy alcanza a una sociedad plural, superior en número y más próspera en términos medios.

Para aproximarnos a ese ideal de una calidad de vida digna caracterizada por la igualdad de oportunidades y la justicia, hemos dispuesto de un instrumento de primer orden.

La democracia, aplicada a los ámbitos estatal, autonómico o local, proclama la soberanía de los ciudadanos y les ha permitido trasladar a las instituciones sus necesidades, sus problemas, sus inquietudes y sus aspiraciones individuales y colectivas, demandando de éstas, respuestas eficaces y eficientes.

En este proceso, los navarros podemos sentirnos privilegiados por el papel clave de la administración de la Comunidad Foral y su modelo admirado en toda España, y de los ayuntamientos.

“Los ayuntamientos democráticos le han cambiado la cara a España”, leía recientemente en una entrevista a un historiador barcelonés.

“Tú no sabes –añadía éste- lo que era pasar hace 30 años por Zaragoza, Bilbao o Valencia. Eran sitios espantosos, donde daban ganas de pasar de largo. Ahora sí que da gusto viajar por España, y se lo debemos en buena parte a los ayuntamientos”.

Sin ánimo de obviar el imprescindible rol de los gobiernos de Navarra, de España e incluso de la Unión Europea hoy tan presente, les ruego que comprendan que barro para casa.

Y lo hago para ponderar el papel de todas las corporaciones locales de estas tres décadas.

Como Presidente de su Federación no me perdonaría dejar pasar este acto sin un reconocimiento sincero hacia ellos. Es una cuestión de justicia, que ya en la jurisprudencia romana se recomendaba como el hábito de dar a cada cual lo suyo.

La notable calidad de vida que hoy disfruta Navarra es deudora, en buena medida, de todas esas personas que han cambiado la comodidad en su vida privada por el compromiso, 24 horas al día, 365 días al año, de servir a la sociedad desde los distintos ámbitos políticos.

Muchos de estos servidores de lo público están aquí presentes en su calidad de ex parlamentarios o de ex alcaldes.

Entre ellos, quiero ensalzar especialmente a quienes tuvieron la compleja responsabilidad de inaugurar aquel nuevo marco que abría las ventanas de la democracia, en el que, además, todos juntos teníamos que ir educándonos en la nueva cultura y en la percepción de la relación entre los poderes públicos y los ciudadanos.

La libertad y la democracia fueron, desde entonces, una irrenunciable voluntad en el camino hacia una sociedad más desarrollada, más justa, más solidaria y, por qué no decirlo, hacia un territorio más competitivo.

Como humilde representante en este tiempo, de las entidades locales, permítanme expresarles, parlamentarios y munícipes de estas ocho legislaturas, el más sincero agradecimiento.

Estamos orgullosos porque hemos superado con éxito las pruebas que permanentemente nos ha impuesto la vertiginosa evolución de los tiempos, configurando un país que difícilmente podíamos soñar hace treinta años: un espacio de libertad y de tolerancia, con una alta calidad de vida y especialmente sensible con los colectivos menos favorecidos de la sociedad.

Un territorio que ha resistido las embestidas del entorno minoritario pero destructivo de la banda terrorista ETA.

Embestidas que nos han costado desazón, tristeza y dolor. Pero nunca desesperanza, porque tenemos la obligación de responder, con la misma lealtad hacia la tierra que demostraron hasta las más fatales consecuencias, Tomás Caballero, concejal de Pamplona, y José Javier Múgica, concejal de Leitza, vilmente asesinados.

Con ellos, fue tiroteada la representación de sus vecinos que ostentaban y, por extensión, la libertad y los derechos humanos.

Para ellos dos, y para todos aquellos que en una u otra forma han padecido el miserable ejercicio del terror, nuestro profundo e imborrable reconocimiento.

Mientras ese capítulo llega paulatinamente a su fin, aquí celebramos los 30 años de aquel 3 de abril de 1979, expresando nuestra satisfacción por lo logrado, pero también ante un futuro que nos enfrenta a grandes retos cuya superación reclama un alto grado de exigencia, porque nuestro compromiso se enmarca hoy en una sociedad plural, multirracial, multicultural, compleja y enriquecedora, en la que cobra todavía más valor nuestra aquella Constitución cuyos padres demostraron altura de miras.

Es hoy día de fiesta, pero, especialmente, día de renovación de nuestro compromiso de servicio a los navarros de toda clase y condición.

Y reafirmamos nuestra responsabilidad con la convicción de que el ejercicio activo de nuestra tarea vertebrará el esfuerzo colectivo para impulsar una sociedad próspera, libre y justa.

Son tiempos estos de 2009 que demandan un colosal esfuerzo contra la crisis económica que se traduce en dificultades para los ciudadanos y muy especialmente para aquellos que sufren el drama individual y familiar del desempleo.

Esta coyuntura nos exige a quienes ocupamos puestos de responsabilidad política grandeza suficiente para abandonar posiciones partidistas y para trabajar juntos en una misma dirección.

Las instituciones cuyo aniversario hoy celebramos, los ayuntamientos y el Parlamento Foral, tenemos la obligación de aplicar todos nuestros esfuerzos y nuestros recursos, para retornar a la vía del crecimiento económico y del desarrollo, buscando el entendimiento, que no implica renuncia al pluralismo y al papel que a cada uno ha asignado la ciudadanía.

Pero, precisamente, desde el espíritu que alumbró aquellos comicios forales y municipales, proclamamos hoy nuestro firme compromiso con la sociedad navarra, con la que hemos andado de la mano durante 30 años de paz, de libertad y de prosperidad.

Les transmito de nuevo a todos ustedes mi felicitación por el trabajo bien hecho y por su legado.

Navarra les está agradecida.

Ánimo para el camino que seguiremos recorriendo juntos.

Felicidades y muchas gracias a todos.